sábado, 4 de diciembre de 2010

puaaaj teletonizate

El espíritu solidario chileno, es acaso que aflora de la pena persivida, ese escenario de fantasias y sueños cumplen funciones diferentes para cada individuo, funciones de logro, funciones de prensa que ironía que ambos, salvan y mejoran la calidad de vida

Es tan justo vanagloriarnos de las buenas acciones, cometidas una vez al año, donar hasta 30 mil pesos las familias de clase media ? somos solidarios siempre? Los empresarios inmundos no tienen vergüenza de su frescura todo el año, pero se pintan de blanco y rojo sus caras de buenos samaritanos y nos engañan con muchos ceros traducidos en solidaridad pedante que terminamos pagando nosotros mismos,

La teletón, es el esplendor de la farandula, inmundicia la avaricia de esos rostros, que nos penan día a día y no es necesario repetir tres veces sus nombres, se pelean por la pantalla del evento solidario .
Y mientras los niños reciben esos ingresos está bien, la teletón, el asunto mas creible para los chilenos, también es el acto más inmundo para estos tipos, que de “ paso “ dan ayuda, lucrando de las sensibilidad, para ser rostros cercanos ,

Si, si no estás ahí no eres nadieN, por que caen en la chabacanería de hasta utilizar mal el vocablo,

Pero mientras la ayuda sea sincera, cualquier acto de mala práctica, se pasa por olvidado, por que somos gente de poca memoria, de recuerdos frágiles, y de impresiones simples
Es necesario la parnaferlania televisiva, para donar, y para ser solidario, tema para pensar
O no ?

viernes, 5 de noviembre de 2010

Adolescentes hacia la juventud

Adolescentes hacia la juventud

Estamos atrapadas en el limbo de la manera de reaccionar perfecta antes situaciones emergentes, podemos ser tanto una Candace Bushnell o una Miley Cyrus , soñamos con los 30, añoramos los 13, nos identificamos con las novelas adolescentes, quisquillosas y también con las de mujeres futuristas, vanguardistas, profesionales, en ambos casos la búsqueda del amor siempre a sido un tema importante, ¿ es acaso, que a pesar de las generaciones , la búsqueda sigue siendo la misma?

Caemos en tentaciones absurdas, el cuerpo funciona de forma autónoma y la conciencia no es participe de las acciones, si, somos impulsivas, tanto a los 13 como a los 30, tratamos de pesar fríamente, ignorar los impulsos, locuaces e intrigantes. Aun asi, proseguimos, la satisfacción especial de lo prohibido, nos desinhibe, nos emociona, muchas veces, cambia nuestra percepción de lo correcto y lo moral, tenemos un espectro más amplio, pero seguimos con la sensación de miedo al mundo , un recelo, tenemos la necesidad de descubrirlo, y en paralelo, queremos ser mimadas y acariciadas, protegidas, como cuando éramos pequeñas

Ya no nos sentimos adoc, con Colloqui, ya más bien con Pepe Jeans, y si, resultan ser banales las analogías con la moda, pero en el fondo, digo que , aunque más queramos, ya no somos las mismas, los interesen cambian, los pasatiempos , las relaciones, no te das cuenta como pasas de los besos a las caricias con niveles más altos, procesos de la vida, no sé si tenemos la madurez suficiente para vivirlos ,pero aun así, nos llegan a edad similares, a la gran mayoría, e intentamos madurar paralelamente con la pasión en que nos desenvolvemos íntimamente y cotidianamente, intentamos vivir paralelamente con la pasión con la cual nos desenvolvemos en el mundo, la pasión por crecer, madurar, no sufrir, ser autovalentes, autosuficientes, una mujer que se ame, antes que un hombre nos ame, y eso nos debe guiar para así no depender nuestra vida, de un amor compartido, más bien un amor personal , querernos, sobre los demás , así ser más poderosas y quizás, poder compartir el amor en una relación más pura, soy una convencida, de que debemos amarnos a nosotras primero, la autovaloración es importante en una relación, porque así podemos estar listas para compartir nuestro amor, y no cegarnos a la dependencia de alguien y pensar que solo con ellos podemos ser felices.

domingo, 10 de octubre de 2010

Cuanto Creemos Hoy

¿Cuánto creemos en las relaciones de pareja? ¿Estamos dispuestos a enfrentarnos al final
fatídico el cual nos persigue como la más ilustre tragedia griega?

Lo cierto de todo esto es la inseguridad que genera una relación, y la responsabilidad que ello implica hacia la otra persona. Cuando fuimos niñas, los cuentos populares nos obligaron a creer en el amor perfecto, el irracional, crecimos con la esperanza del complemento , el hombre del caballo que nos rescataría de un castillo, en esas fantasías el amor es hermoso y da la impresión de que todas lograremos esa escena en nuestras vidas, el final feliz, con el hombre amado, el que llevamos a casa de nuestros padres, con el que nos besamos sin miedo por las calles de nuestra ciudad

Cuando aceptamos intentar vivir el amor, corremos riesgos gigantes, y comúnmente difíciles de negar, el tal llamado quiebre, somos incrédulas, pensando que nunca llegara, a veces nos proyectamos y pensamos el nombre de nuestros hijos y los de los perros de la casa, y cuando llega por lo general desemboca en una depresión inevitable, te sumerges en lagrimas y maldices todo aquello que algún día consideraste adorable, empieza el rechazo, y el sentimiento de frustración abunda en tus días cotidianos. Cuando te logras sobreponer de esa situación luego de haber pasado por pubs, fiestas, y un sinfín de números de hombre en tu celular, vez el tema desde otra perspectiva.

Es acaso que ¿ya no necesitamos las relaciones de pareja para ser felices?, o bien, ¿Les Tememos? Hay tantas cosas que tememos comúnmente los seres humanos, un ejemplo claro es el compromiso, y lo que ello implica, tememos sentir una formalidad, hacia algo tan libre que es el amor, quizás luego que el amor se envicia con el compromiso no vuelve a ser el mismo. Hay experiencias de todo tipo un ejemplo claro es cuando las personas conviven, todo es perfecto, no hay algo que obligue “ ser “ al amor y cuando se llega al matrimonio, las circunstancias físicas siguen siendo las mismas, pero la firma en el papel, cambia totalmente las cosas, nunca vuelve hacer lo mismo. Es distinto andar que pololear, cuando andas, el amor es un juego que no sabes su duración, lo cual es un sube y baja de emociones repentinas, es como la serie que nunca ha tenido un final, pololear es una formalidad que te aguanta las peleas y por ende la degeneración de esa relación, vuelves al círculo de la vida, el mal final ,el inevitable de la tragedia griega,

¿Es necesario etiquetar el amor? Si seguimos con estas conclusiones, quizás ya no llegue a existir la formalidad